«La alegría compartida crece, la pena compartida disminuye».
Cae la noche en los Apalaches, en el estado de Pensilvana, 70 hombres llegamos de todas partes del mundo para iniciar el Viaje del Héroe. Sentado en círculo alrededor del fuego observo como uno de los jefes con aspecto de indio nativo americano está armando una chanupa, la pipa sagrada bautizada como pipa de la paz en muchas películas. Estamos todos en silencio. Siento la importancia del momento.
Llegan nuevas personas y el círculo se va abriendo, adaptándose a cada nuevo recibimiento. Todos nos vemos las caras. El jefe carga la pipa con tabaco la muestra a las 4 direcciones y levanta el canto Lakota:
«Oyate wama yanka po
Canupa wakan ca
Yuha cewaki yelo he
Oyate yanipi ka ca
Leca mu welo»
(Pueblo, mírame.
Levanto la pipa sagrada
y rezo con ella.
Para que las personas vivan
hago esto)
Uno a uno vamos fumando la pipa y mostrando a la tribu lo que nos trae a la montaña. Tomo la chanupa con sus plumas de águila al viento y siento que tengo mi destino en mis manos y en la mano del Gran Espíritu. Siento el silencio de escucha de toda la comunidad y mis palabras brotan directas del corazón…
Tal como dice el canto siento mucha vida en mí y en este círculo sagrado…
El grupo de prácticas
En el I Ching hay tres hexagramas que avisan de la importancia de ser parte de un grupo: El hexagrama 8, «la solidaridad»; el hexagrama 13, «La Comunidad de los hombres» y el hexagrama 45, «La Reunión».
No aprendo solo, aprendo en mis relaciones y sobre todo dentro del grupo de apoyo, del grupo de practicantes, de los compañeros de camino. Me doy cuenta de que muchas de las ideas que comparto no son mías, son de mis maestros, son de las personas que me encuentro.
Desde tiempos inmemoriales los seres humanos nos hemos sentado en círculo y hemos danzado en círculo para compartir abiertamente con todo el grupo. La alegría compartida es más intensa y la pena compartida es menos pena. Siento la medicina que es la Hermandad.
Comunicación Horizontal
Cuando me siento en círculo puedo ver las caras de todas las personas y todo el grupo puede ver la mía. La comunicación puede ser directa y eficaz. Cuando llega mi momento tomo el palo de la palabra (o el tabaco sagrado, o el mate, o el cuenco, o la varita mágica…) y me expreso libremente y desde el corazón. Nadie me interrumpe, todos escuchan, puedo hablar desde lo que siento sin ser juzgado. Es un momento mágico de conexión compartida para mostrarme.
Uno a uno el palo de la palabra va recorriendo todo el círculo y escucho el sentir de todos. La relación es de igualdad, nadie es más que nadie, todos estamos a la misma distancia del centro. Todos somos parte. Nadie queda fuera. Siento una de las medicinas del círculo: Compartir.
Visión Holográfica y Visión Fotográfica
Cuando miro hacia una parte de mi vida tan solo puedo tomar una fotografía de ese instante. Si alguien me pide que describa lo que veo sólo puedo hablar de lo que está en mi campo de visión. El círculo está lleno de visiones fotográficas, personales, desde los diferentes puntos de vista… y el resultado es una visión holográfica, que lo abarca todo.
Todas las visiones son reales y simultáneas. Recuerdo cómo en medio de una discusión dentro de un grupo un amigo mío dijo: «La verdad es tan grande que Dios decidió repartirla entre todos». Me doy cuenta de mis limitaciones, de mis condicionamientos y me dan ganas de abrir mi mirada. Siento una de las medicinas del círculo: la Totalidad.
Medicina para el ego
Cuando me siento en un círculo de personas a compartir la imagen que me llega es que en el medio está el lago de la humanidad y vierto mi río personal en él. Abro la fuente del corazón y expreso lo que siento.
Mi personalidad deja de ser importante, aparece algo más grande y duradero, la Humanidad. Cada expresión que oigo tiene que ver conmigo y toca mi alma: risa, llanto, alegría, pena… Experiencias que están en mí en mayor o menor grado. Puedo ser vulnerable, soltar la fortaleza fingida para entrar en la realidad de mi ser. Dejo de estar solo para ser «parte de».
Hay un proverbio budista que recogiendo esta idea dice: «¿Cómo evitar que una gota de agua se seque? Arrojándola al mar».
Recarga de energía
Muchas veces terminamos los encuentros meditando en silencio con las manos enlazadas, sintiendo la unión de nuestros corazones, como un mismo océano de energía.
El círculo acrecienta mi presencia y vitalidad. Es más potente hacer una práctica energética en un grupo unido que hacerla solo en casa. Estar con alguien activa partes de mí que muchas veces están dormidas cuando estoy solo.
Cuando nos unimos con la intención de apoyarnos y recargarnos de vitalidad surge una Sinergia que aumenta exponencialmente el efecto de la práctica.
Actualización del Círculo
Cada vez hay más escuelas que enseñan desde el círculo, algo que nunca vi en mi infancia de filas de pupitres. Hace tiempo que abogan los círculos de mujeres, los de hombres, los mixtos, los de padres, los círculos terapéuticos. Aparecen grupos que bailan danzas circulares del mundo, de todas las tradiciones, surgen las danzas de la paz y las ceremonias para danzar al Sol, a la Luna, a las estrellas…
Cada vez hay más mesas redondas donde compartir ideas, comunidades horizontales donde las decisiones son tomadas en un consejo circular de co-creación.
Porque no hay sabio que no tenga algo para aprender, ni tonto que no tenga algo para enseñar…
Angel García almadetao
Creador de ©Soberanía Personal
Profesor de Tao y Meditación
www.almadetao.com